viernes, 23 de marzo de 2012

NUNCA ES TARDE SI LA DICHA ES BUENA


Pasas de largo, distraída, me eludes. Ni roce, ni caricia, sólo desaire. Me esquivas. Cansado, abatido, me rindo a tu indiferencia, desdén, olvido. Ocupo un asiento en un rezagado tren, sin trayecto, sin destino. Me abandono, a la indolencia, al descuido. Ojos que me perciben incesantes, insistentes. Me aventuro, al desafío. Llegas a mí, plena, radiante, dulce amparo, abrigo. Deslumbrante apareces, risueña, alegre. Orientas mi desvío, regeneras mi energía, gozo, complacencia, deleite, optimismo. DICHA plena, colmas mi débil espíritu fortalecido.

4 comentarios:

  1. Encuentros y desencuentros de personajes faltos de cariño. Un abrazo Pilar.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pretendí que fuera un canto a la dicha, esa que a veces buscas y no encuentras, y otras llega sin que se la llame. Sea como sea, bien venida
      sea.

      Eliminar
  2. La dicha para mi es cuando eso que se espera con tanto anhelo al final llega, un estado de bienestar total, armonia, carencia de penas, el amanecer del día después de haberte enamorado... o el niño que se duerme dichoso en el regazo de su madre. Un saludo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. A veces la tenemos al lado, en las cosas más sencillas, y sin embargo hacemos que pase inadvertida.
      Gracias por comentar.
      Un saludo Vanten.

      Eliminar