martes, 19 de junio de 2012

OLFATO DELATOR

Por lo que más quieras lávate bien esas manos antes de acostarte. Obediente me lavaba con aquel jabón de dulce aroma que mamá guardaba entre la ropa de la cómoda. Ha pasado mucho tiempo desde entonces, sin embargo cada vez que percibo aquella fragancia, regueros atormentados surcan mis pensamientos, tiñendo de un rojo pegajoso, una y otra vez, mis infantiles dedos temblorosos.

jueves, 14 de junio de 2012

EL CUENTO QUE NO ESCRIBÍ


Con el hipnotizador e insinuante balanceo del péndulo y como si de un mágico laberinto se tratara, un sin fin de enrevesadas escaleras de colores me trasladan las tardes de lunes al fascinante encuentro. Tras el ojo de la puerta, la dulce maestría del hada que nos guía, gira la llave secreta de la ardua senda de la creatividad. Con su varita mágica dibuja seductoras ideas de cientos de tonalidades. Como si de un milagro se tratara fluyen traviesos juegos de palabras que brotan en las blancas hojas del sentir de cada uno. Me llevo a casa la madeja enredada en una maraña de ilusiones desordenadas. Con paciencia y asombro indago en el prodigioso pozo de las experiencias. Trato de alentar el espíritu y la conciencia con los sentimientos adormecidos. Despacio brotan imágenes difusas, aparentemente sin sentido. Y cuando menos lo espero, ante mi asombro, se concede el deseo: poco a poco, sin pretensiones, noto como voy tejiendo los finos hilos de la mullida y revoltosa imaginación.

viernes, 8 de junio de 2012

ESBOZO EN ROSA Y NEGRO


Cuando, como cada tarde, regrese su padre, irá corriendo a su encuentro, le dará un beso en la mejilla, hurgará en los bolsillos de la chaqueta y unos caramelos traviesos jugarán al escondite por las entretelas de sus deditos. Una sonrisa iluminará su carita y al padre se le alumbrará el alma velada por el transcurrir monótono en la fábrica. Acontecerá como siempre, como cada tarde, si no fuera porque ese día un descuido en el trabajo, un incidente fatídico, enredará los hilos del caprichoso destino.

domingo, 3 de junio de 2012

CON LOS CINCO SENTIDOS


Todavía con la la fragancia del frescor de los pinos, romero y jara en sus pulmones, un halo de sabor a mar inundó su espíritu. Se tendió sobre la mullida arena, sentía como cada recoveco de su cuerpo se ajustaba perfectamente a la superficie. Acompasó su respiración al ritmo constante de las olas. Estrepitosas en su nacimiento se desarrollaban murmurantes para morir en un leve susurro en sus oídos. Era una caricia, un bálsamo para sus atormentados pensamientos. El cálido sol calentaba sus mejillas. Aún con los ojos cerrados percibía brillantes colores anaranjados y rojos. La suave brisa abrazaba las partes desnudas de su cuerpo, con un sutil roce, casi un cosquilleo. Fue capaz de abrir de par en par las puertas de su hogar interior, asomarse a la ventana de sus sentimientos y dejar fluir la conexión con la naturaleza.