Soñadoras de días templados revoloteaban en las apacibles tardes de olor a lilas y geranios. Engalanaban sus moradas entre las balconadas arrogantes y los alféizares sigilosos. Caprichosas se tornaban testigos fugaces de susurros amorosos. Acudían juguetonas a la cristalina fuente donde acariciaban alertas el transparente frescor del agua y dibujaban un sinfín de acrobacias sobre el lienzo luminoso. Así recuerdo las primaveras de mi infancia. Ahora, ajado por el sigilo inescrutable de los otoños, no presiento sino cuervos al acecho.
sábado, 26 de abril de 2014
DE GOLONDRINAS A CUERVOS
Soñadoras de días templados revoloteaban en las apacibles tardes de olor a lilas y geranios. Engalanaban sus moradas entre las balconadas arrogantes y los alféizares sigilosos. Caprichosas se tornaban testigos fugaces de susurros amorosos. Acudían juguetonas a la cristalina fuente donde acariciaban alertas el transparente frescor del agua y dibujaban un sinfín de acrobacias sobre el lienzo luminoso. Así recuerdo las primaveras de mi infancia. Ahora, ajado por el sigilo inescrutable de los otoños, no presiento sino cuervos al acecho.
sábado, 5 de abril de 2014
EXTRAÑOS SERES
Con este relato he participado en la 21 semana de la VII Edición de Relatos en Cadena, donde se eligió como ganador el relato de Juancho Plaza "Rutinas".
Luego cruzó el pasillo, bajó al sótano y mató al prisionero, o eso creía, pues la bala apenas atravesó la coraza que le cubría el tórax. Desde el rincón, donde se encontraba cobijado, alargó el tentáculo que aún le quedaba móvil después del accidente, y de un golpe abrió un pasillo por donde se deslizó con sus andares ondulantes hasta la nave que aún se encontraba conectada a la base. Tomó contacto mental con el control de mando y se puso en marcha en dirección al objetivo inicial, que no era otro que aniquilar a aquellas extrañas criaturas que se hacían llamar humanos.
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