Como cada día caminaba sin destino fijo, se dejaba guiar por las sensaciones. De repente vislumbró un luminoso que atrajo su atención. No había escaparate, ni reclamos que indicaran que clase de negocio se escondía tras la puerta, sólo unas letras centelleantes: "Liquidación por stock sentimental". La singularidad del anuncio le picó la curiosidad. Entró. Un cartel indicaba "Oportunidad única: hombro donde llorar, palabras de consuelo, mano a la que aferrarse, abrazo reconfortante. Una flecha señalaba la dirección a seguir".
Pilar, lo que daríamos muchos por encontrar esta puerta, aunque se que nunca tendría riquezas suficientes para poderlo comprar, yo hoy tal vez me quedaría con una mano a la que aferrarse y un abrazo reconfortante, no se si habría oferta dos por uno..., me ha encantado.
ResponderEliminarGracias Carmine! A veces esa mano y esos abrazos están más al alcance de lo que creemos y además son gratis.
ResponderEliminarPor mi que no quede, un fuerte abrazo!
Pilar, original microrrelato que pone de manifiesto que a pesar de que vivamos en comunidad, en realidad estamos muy solos y faltos de esas pequeñas muestras de cariño. Estoy seguro que un cartel como este en cualquier ciudad sería todo un éxito.
ResponderEliminarAbrazos.
Gracias Nicolás! a veces esas pequeñas muestras de cariño estan tan cerca o tan lejos como nosotros queramos.
EliminarEn tu relato se pone de manifiesto la soledad afectiva que nos invade cada vez más, aunque no lo parezca. Tal vez seamos nosotros mismos los que nos la labramos a lo largo de nuestra vida dejando de lado, o no dando prioridad, a las relaciones humanas.
ResponderEliminarMe ha encantado este relato, incita a la reflexión !!!
Muy agradecida por tu visita y comentario en mi blog, Pilar . Yo también me quedaré por aquí.
Un beso !!!
Gracias Atenea por tu comentario, nos vemos!
EliminarEsa puerta es un hallazgo. Cada día es más patente que la soledad nos invade a pesar de la velocidad y cantidad de contactos virtuales y apresurados.
ResponderEliminarTodos necesitamos a veces de un hombro. Todos somos ese hombro alguna vez. No dejes que derriben, ni por muerte del propietario, ese local comercial.
Un abrazo.
Gracias Albada por tu comentario.
EliminarUn abrazo para ti también.
Uno de esos sitios que no tendrían que estar en liquidación, pues siempre son necesariso, pero la sociedad parece no enterarse.
ResponderEliminarUn abrazo.