Por fin encajó las piezas. El caso estaba
cerrado, o eso creía. En otro lugar, un viejo conocido componía su
particular rompecabezas. Nueva familia, nueva casa, nuevo trabajo y
todo quedaría en el olvido, o eso creía. Cada noche un sueño perturbador
le volvía a jugar una mala pasada. Los hechos se repetían una y otra
vez, martilleando el engranaje de su mala conciencia, dejando al
descubierto el enorme hueco que jamás se ajustaría a su vida, o eso
creía.
Pilar, un rompecabezas de microrrelato, sin duda, en el que nos haces participe como si formásemos parte de la historia. Y es que la vida, a veces, es un enorme rompecabezas a la espera del ajuste de piezas.
ResponderEliminarUn abrazo.
La conciencia necesita que todas las piezas encajen sino no nos dejará vivir tranquilos por más que traslademos los personajes y los escenarios. Magnífico relato, Pilar !!!
ResponderEliminarUn beso !!!
Los rompecabezas, para desordenar las piezas, mirarlas, imaginar su posición y colocar cada una en su lugar preciso.
ResponderEliminarLo que no sabemos es si ella quieren estar en esa posición. Ni en ese marco acotado.
Un beso.
Pilar, lo leo y visualizando sin habérmelo propuesto una escena de thriller policíaco en la que hay un testigo protegido y un poli que ha conseguido cerrar un caso, todo fluye. Me gusta leerte, un abrazo.
ResponderEliminarHola Carmine, te escuché el domingo en tu programa de radio. Me gustó poner voz a ese perrillo verde que se asoma a esta ventana. Suerte y mucho ánimo en tu aventura radiofónica.
EliminarUn fuerte abrazo :)
Pilar, Ay! Pilar!, espero que al menos te resultara agradable por decir algo, no se me ocurre nada más, ilusión no me falta, pero si que voy a necesitar suerte y mucho ánimo acompañado de mucho trabajo, que a veces es difícil realizar. Muchas gracias y un gran abrazo.
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