lunes, 4 de noviembre de 2013

VUELO SIN ESCALA


Habían atravesado la capa de nubes y un sol radiante bañaba todo el interior del avión. Un plácido mar de nubes se extendía ante mis ojos. Me creí tocado por la mano de Dios, rodeado de angelitos regordetes de pelo rizado y mofletes sonrojados. A diez mil metros bajo el cielo todo era muy distinto. Abandonamos a tiempo aquel lugar en llamas, donde el diablo se había reencarnado y multiplicado por cientos. No quería imaginar que habría sido de mis compañeros.¿Cómo sobrevivirían rodeados de tanto horror? y los que murieron, ¿estarían en un lugar parecido al que yo me encontraba? Una duda se me clavó como puñal en el corazón ¿sería yo uno de ellos?

1 comentario:

  1. El infierno se llamaba emigración y hambre, por lo que en el cielo, más amplio que la cabina del avión, una multitud de angelitos, de todas las razas, como cantara Machín, vivían al fin la posibilidad de ser.

    Muy buen texto. Me ha gustado mucho. Un abrazo.

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