miércoles, 12 de febrero de 2014

EL VENCEDOR



Aún sabiendo quien sería el inconfundible ganador, trató de echar un pulso utópico e ingenuo al tiempo. Se sometió a duras dietas, practicó con ahínco  arduos ejercicios de mantenimiento, en varias ocasiones recurrió al bisturí. Pasaron los años. Cuando llegó a viejo, sumiso y obediente se dio por vencido. Admitió la derrota. A partir de entonces engrandeció su vida con conceptos como experiencia y sabiduría.  Y descubrió, que el tiempo, nos moldea inexorable con su arma más leal: la edad.

5 comentarios:

  1. Ahí está la clave del éxito, en no abandonar la lucha. Con ella siempre se gana.
    Buen relato, Pilar !!!
    Un beso !!!

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  2. El paso inexorable del tiempo, nos vuelve de una forma fehaciente, apreciable y sin ninguna duda, más viejos.
    Un saludo.

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  3. Pilar, te doy la razón al comentario que me has dejado en mi blog. Hoy las musas nos han vendido historias similares. El tiempo, el paso del mismo, ya se sabe tiene mucha enjundia.

    Me gusta como has sabido enlazarlo y, también, como lo has resuelto.

    Bueno, a ver si otro día nos vuelve a ocurrir este curioso hecho de hoy. Que por otro lado puede ser una buena excusa para escribir un microrrelato.

    Abrazos.

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  4. El tiempo se construye con los pasos de los latidos por las arterias de la vida.
    Sólo cuando en un punto del camino, se para uno a pensar, es cuando el balance te deja el recurso del balance que dietas, experiencias, fracasos y victorias han ido dejando en el corazón.

    Un abrazo

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  5. Cierto lo de moldearnos,pero también nos engulle y nos saca de circulación.

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