Me
levanto en la noche, llego hasta el baño sin encender la luz, no quiero
despertar a mi marido. A oscuras, sentada en el inodoro percibo unos
ojos acechantes que me miran desde el espejo, el corazón se me acelera,
no tiro ni de la cadena. Nerviosa y a tientas, busco el interruptor de
la luz. Un escalofrío recorre mi nuca, me siento desfallecer cuando
una mano toca mi hombro, ahogo un grito... ¡Cariño se te han olvidado
las gafas!
La miopía gastando bromas. Muy bueno, me reí contigo, imaginado.
ResponderEliminarUn abrazo.