sábado, 3 de marzo de 2012
LA MAGIA DE LA AÑORANZA
Poseía una baraja de fotografías con movimiento, descoloridas por el pasado y moldeadas por el capricho del recuerdo. Las guardaba, como se guarda algo valioso en un estuche de joyería, en un lugar muy especial de su corazón. Sin previo aviso, por un sonido, un color, la mayoría de las veces un olor, las imágenes cobraban vida: caricia en la memoria y un pellizco en el alma. Se preguntaba qué momentos presentes, atesoraría en un futuro, dentro del mágico estuche.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Como una caja de galletas en el desván de la memoria, las fotos, y otros objetos te orientan hacia ti mismo, en cualquier momento.
ResponderEliminarLa baraja de fotos, como imagen retórica me encantó.
Un abrazo