Dani no comprendía. Cada vez que su padre decía esa frase, su madre ahogaba en sollozos el llanto. A él le encantaban los huevos fritos que ella les preparaba. Ella se apuntó a un curso de cocina en la asociación de amas de casa. Su padre estalló: ¡qué se había creído la señora, todo el día de pingoneo! Con el tiempo Dani aprendió a convivir entre discusiones, llantos y reproches. Terminó aborreciendo su plato favorito y también a su padre.
miércoles, 21 de marzo de 2012
¡NO SABES NI FREÍR UN HUEVO!
Dani no comprendía. Cada vez que su padre decía esa frase, su madre ahogaba en sollozos el llanto. A él le encantaban los huevos fritos que ella les preparaba. Ella se apuntó a un curso de cocina en la asociación de amas de casa. Su padre estalló: ¡qué se había creído la señora, todo el día de pingoneo! Con el tiempo Dani aprendió a convivir entre discusiones, llantos y reproches. Terminó aborreciendo su plato favorito y también a su padre.
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La violencia doméstica no es solo física; también la psicológica atormenta almas.
ResponderEliminarExcelente micro.
Saludos.
La violencia doméstica no es solo física; también la psicológica atormenta almas.
ResponderEliminarExcelente micro.
Saludos.
Juanito
Muchísimas gracias Juanito.
EliminarEsa frase puede herir tanto como cualquier gesto de violencia. Muy bueno Pilar.
ResponderEliminarUn abrazo
Inés
Tu lo has dicho a veces las palabras hieren más que los hechos.
EliminarUn abrazo.