Sientes como amarillos y ocres apagados invaden tu existencia. Te desnudas despacio de la cálida belleza y color del estío. Cuando el sol brilla resplandeces radiante. Te vistes con tus mejores galas, y miradas de admiración comparten tu magnífico encanto. Tras el renovador y paciente letargo frío y gris, resurgirás fresca, verde y salpicada de cientos de colores, con tu traje de domingo. Con la absoluta certeza de que una y otra vez se producirá el milagro: ¡vuelves a enamorar!
y otra vez, y otra más y una vez más todavía!...
ResponderEliminarsiempre como nuevo aparece un ciclo en el que nos renovamos
ResponderEliminar¡Renovarse o morir, esa es la cuestión! Y si con ello intentas llenar tu corazón de amor... ¿qué más se puede pedir?
ResponderEliminarUn abrazo.
La naturaleza, en sus ciclos, sus tiempos, sus colores...vuelve a enamorarnos de la vida.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias a todos por vuestros comentarios. Deseo que la influencia de la naturaleza en cualquiera de sus estaciones sea buena amiga y musa de fantásticas creaciones.
ResponderEliminarBellas palabras significando las estaciones... ¿y algo más?...
ResponderEliminarSaludos.
Bonita metáfora de las estaciones, lo mismo que nuestras vidas, son una constante metamorfosis. Un abrazo.
ResponderEliminarInés
Es cierto, aunque siempre nos parezca lo mismo.
EliminarSaludos!